Índice
En mi presentación de la serie
Préface
Como aquí, en mi introducción al volumen 2, mencioné el hecho de que destacará y comparará dos religiones, dos versiones con interpretaciones divergentes de los mismos acontecimientos históricos del Edén bíblico.
Ahora me parece útil ofrecerles un resumen comparativo de las doctrinas respectivas de estas dos grandes religiones universales originales en la introducción de este volumen (aunque el volumen 2 se presentará cronológicamente y no doctrinalmente).
Creo que conocer de antemano las principales líneas doctrinales subyacentes a cada uno de los dos sistemas de pensamiento o religiones primitivas le permitirá, a medida que se enfrente a un acontecimiento o una enseñanza, saber cómo recolocarlo correctamente en el marco doctrinal general de su religión respectiva.
Obviamente, en este resumen procederé por aserción.
Es probable que provoque serias dudas, o muchas preguntas, o cejas levantadas, o incluso sonrisas irónicas. Pero, como demostramos progresivamente, no cabe duda de que estas reacciones perfectamente comprensibles darán paso al asombro, por no decir estupefacción, tras lo cual llegará el momento de la negación o la aceptación.
Porque lo más emocionante será la demostración posterior.
Pero veamos ahora las diferencias fundamentales entre estas dos versiones:
En efecto, si bien ambas versiones -la bíblica y su contradictoria versión mitológica- creen, como demostraremos, en una pareja humana primordial, Adán y Eva, y hablan de su unión, luego de su rebelión contra la soberanía divina por deseo de independencia, y de las fatales consecuencias que ello tuvo para ellos y para la humanidad, difieren esencialmente en los siguientes puntos:
– su concepción de DiosEn efecto, si bien ambas versiones -la bíblica y su contradictoria versión mitológica- creen, como demostraremos, en una pareja humana primordial, Adán y Eva, y hablan de su unión, luego de su rebelión contra la soberanía divina por deseo de independencia, y de las fatales consecuencias que ello tuvo para ellos y para la humanidad, difieren esencialmente en los siguientes puntos:
– la razón de la creación del ser humano y la finalidad de su existencia
– la consecuencia final de su falta y cómo remediarla.
ACERCA DE LA OPOSICIÓN SOBRE LA NATURALEZA DE DIOS :
Por un lado, la versión bíblica presenta a Dios como una persona por derecho propio, un dios trascendente, un ser que no sólo es único y todopoderoso, sino también, y sobre todo, la concentración absoluta y perfectamente equilibrada de todas las cualidades, con el Amor a la cabeza.
Por otra parte, la versión contradictoria presentará a Dios no como una persona, sino como un «ser» inmanente, impersonal, como una energía presente en todas partes, en todos los lugares y en todos los seres, a diferencia del dios bíblico que es «positivo polarizado», «no polarizado», es decir, todo a la vez, positivo, negativo, neutro, como la asociación, conjunción o fusión de todos los opuestos (el bien, el mal, lo masculino, lo femenino, todo y nada, etc.). De ahí que se le denomine comúnmente «el gran Todo», en un intento de transmitir tanto su naturaleza impersonal como el hecho de que es la unión de todos los opuestos posibles.
A esta primera gran oposición doctrinal se añadirá una segunda, la de…
LA RAZÓN DE LA CREACIÓN DE LOS SERES Y SU FINALIDAD :
Según la versión bíblica, Dios creó a todos los seres angélicos y terrestres por amor, para que también ellos disfrutaran de la felicidad de vivir y amar, y todos ellos, como criaturas inteligentes dotadas de libre albedrío, ya sean angélicos o humanos terrestres, están destinados a vivir eternamente en el reino paradisíaco en el que fueron creados originalmente: un paraíso espiritual o «celestial» para los ángeles, o un paraíso terrenal para los humanos, mientras sigan siendo criaturas consideradas hijos o hijas de su padre celestial. También señalaría que la naturaleza de estas criaturas sigue siendo mortal, porque si una de ellas eligiera conscientemente el mal, la consecuencia sería la degeneración y la muerte, el regreso a la nada.
Según la versión contradictoria, la razón por la que se crearon todos los seres es el resultado de la división del Ser Supremo original, el gran Todo, en sus diferentes opuestos, de modo que surgieron toda clase de mundos, seres, naturalezas y géneros.
En cuanto a la finalidad de todas las criaturas, no es que permanezcan eternamente en el dominio en el que fueron creadas inicialmente, sino que poco a poco acaben convirtiéndose en divinidades por derecho propio, fundiéndose finalmente con el Ser Supremo, el gran Todo. Al ser una extensión por escisión del gran Todo, se enseña que estas criaturas están todas animadas por un alma inmortal que les permite, tras su muerte en el mundo físico, seguir viviendo en otra forma para alcanzar finalmente este objetivo último.
(La idea es que el Gran Todo creó todo dividiendo su ser y que el propósito de todo lo creado es volver a su punto de origen, al Gran Todo, con un primer movimiento de flujo y un segundo movimiento de reflujo, que entendemos como un ciclo perpetuo de división y fusión).
Entendemos que esta concepción tan diferente del dios supremo y de la razón profunda por la que el hombre y la mujer fueron creados no les llevará a presentar de la misma manera la rebelión de la pareja primordial en el Edén, sus desastrosas consecuencias y los medios para repararlas, aunque ambos hablarán de ello.
SOBRE LAS CONSECUENCIAS DEL FALLO EDÉNICO Y CÓMO REMEDIARLO
En la versión bíblica, la rebelión de Adán y Eva se presenta como un acto de ingrata insensatez y, puesto que los humanos son almas mortales, como la causa misma de su muerte final, de su regreso a la nada y al polvo y, por extensión, de la transmisión a sus hijos, nacidos después de su pecado, de un defecto genético que los condena a la muerte desde su nacimiento.
De ahí la necesidad de satisfacer la justicia divina trayendo a la tierra una criatura angélica, como se anuncia en la primera profecía del Génesis, un ser sin mancha ni defecto, un mesías, un Cristo que ofrezca su vida como rescate, que ocupe el lugar del malvado padre primordial y así salve, redima, a toda su descendencia y vuelva a abrir las puertas del paraíso perdido, para destruir al diablo y sus obras.
En la versión contradictoria, esta misma rebelión, aunque paradójicamente también se presenta de la misma manera, es decir, como un acto de locura egoísta e ingrata, no tendrá las mismas consecuencias para nuestros primeros padres.
Podemos decir que habrá tres opciones para presentar los hechos, tres subversiones de esta versión contradictoria.
En virtud del hecho de que el Dios supremo es considerado el mal, la nada y el bien a la vez, habrá lógicamente tres formas diferentes de acabar fusionándose con Él/Ella:
EL RETORNO AL GRAN TODO POR EL CAMINO DEL MAL
La primera subversión, muy minoritaria, será el camino del mal.
Consistirá en decir que siendo el mal una de las facetas del Ser Supremo, el gran Todo, el mal es entonces simplemente un camino como cualquier otro (es decir, como la búsqueda de la nada o del bien) para acabar al final fundiéndose con el Ser Supremo. Tomar el camino del mal se presenta como un camino más hacia la divinidad, ya que el Ser Supremo o el gran Todo es fundamentalmente malo por naturaleza.
A partir de entonces, en esta concepción, el acto de rebelión de Adán y Eva se presentará como un modelo a seguir, ya que les permitió, al elegir el camino del mal, lograr fusionarse con el Todo Mayor tras su muerte por esta vía. A nuestro entender, ésta es la base doctrinal de los diversos movimientos satanistas que propugnan el mal como camino hacia la iluminación y que, a lo largo de los tiempos (como en la época de la aparición de ciertos movimientos gnósticos cristianos), han presentado al adversario de Dios, Satanás Titán o Lucifer, como un ayudante de Dios al igual que Cristo y, desde su punto de vista, su mejor representante y el mejor guía a seguir.
EL RETORNO AL GRAN TODO A TRAVÉS DEL NIHILISMO
La segunda subversión será el camino de la nada.
También será minoritario, pero menos que su predecesor.
La mejor manera de alcanzar la divinidad suprema es a través de la búsqueda de la nada, de la autoaniquilación.
Tal como lo entendemos, ésta es la base doctrinal de todas las corrientes nihilistas encaminadas a erradicar del alma humana, por cualquier medio, cualquier movimiento del alma, positivo o negativo, para alcanzar el «nirvana», es decir, la fusión con el gran Todo primordial, ya que por ser Todo es también la Nada.
EL RETORNO AL GRAN TODO POR EL CAMINO DEL BIEN
Por último, la tercera subversión de la contradictoria versión bíblica es que la mejor manera de lograr la refusión con el Gran Todo es mediante la búsqueda del bien.
Es esencialmente esta versión la que desarrolló la mitología arcaica y antigua (y aunque a veces se cruza con las dos primeras subversiones), es sin duda la versión más claramente dominante, o al menos la que servía al pueblo el sumo sacerdocio.
Por eso, en nuestro análisis de la mitología nos fijaremos especialmente en ésta, ya que es la que esencialmente la sustenta.
En cuanto a los dos primeros, no serán ignorados en esta serie, sino que serán objeto de un futuro análisis específico en el volumen 8 dedicado a las religiones y las sectas.
En lugar de llamar a esta versión la subversión de la versión contradictoria de la Biblia o de la falsa religión universal original, y porque es el telón de fondo de la Mitología, la llamaré simplemente la versión mitológica. Al decir esto, sin embargo, no debemos perder de vista que la Mitología ya contenía las semillas de los otros dos caminos menores (el camino del mal y el camino de la nada).
Dado que, en la versión mitológica, la consecución de la divinidad a través de la vía del bien subyacerá a todo el análisis de los volúmenes 2 a 4, creo que es especialmente importante explicarlo de antemano lo más brevemente posible:
Volviendo a nuestros primeros padres, se nos enseñará que, a pesar de su terrible error y de sus terribles consecuencias (una vez más tendremos sobradas pruebas de que la mitología reconoce estos hechos), consiguieron sin embargo redimirse con su muerte.
¿A qué te refieres?
La versión mitológica, de hecho, aunque admitirá que su rebelión les condenó a muerte, presentará esta muerte como un autosacrificio voluntario, asumido y aceptado, de modo que su condena a muerte se presentará como de carácter autosacrificial.
En una palabra, Adán y Eva serán presentados como si se hubieran redimido por su muerte.
(Entendemos que, para los cristianos, esto no es más que negar la necesidad del rescate de Cristo si nuestros primeros padres se redimieron a sí mismos).
Fundamentalmente, esta creencia de que nuestros primeros padres se purificaron aceptando su muerte y, por tanto, mediante sus propios actos, acabará integrándose en un marco más amplio, el de la búsqueda de la Sublimación.
¿Sublimación? ¿Qué quiere decir con eso?
Creer en el poder de la Sublimación consistirá, de hecho, en afirmar que un ser pecador con defectos o faltas es capaz de librarse de ellos por sus propios medios y esfuerzos. Cada ser será capaz de lavarse de sus faltas, de perfeccionarse en el sentido estricto de volver a ser perfecto por sus propios medios, y así fundirse finalmente con el Gran Todo.
Entendemos que se trata del verdadero Grial o piedra filosofal de los alquimistas, porque la verdadera búsqueda que subyace a estos símbolos es la de la inmortalidad autoadquirida, gracias a la sublimación del ser que emprende la búsqueda interior para dejar atrás su naturaleza humana pecadora, despojarse de su escoria, volverse de esencia divina y fundirse así con el gran Todo original.
En relación con lo que lograron nuestros primeros padres, esta noción de sublimación se ampliará en el sentido de que se enseñará que la sublimación puede lograrse no sólo mediante una muerte abnegada como la que se les atribuye, sino también en el transcurso de tres periodos: durante la vida de cada ser, a través de su muerte y también después de su muerte.
Veamos brevemente estos tres modos posibles:
EL POSIBLE LOGRO DE LA SUBLIMACIÓN EN VIDA: LA AUTOJUSTIFICACIÓN A TRAVÉS DE SUS OBRAS
Se enseñará que todo ser es potencialmente capaz de librarse de su imperfección durante su vida mediante la autojustificación a través de sus obras.
Por ejemplo, se enseñará al creyente que si acumula un mayor número de buenas acciones que de malas, sólo él prevalecerá sobre sí mismo.
También se le enseñará que mientras se dedique a observar toda clase de ritos codificados, ya sean halagadores para los sentidos y/o frustrantes para ellos, ya sean de naturaleza liberadora y/o expiatoria, con, por ejemplo, por un lado, ritos de caza mística, canto místico, danza mística, sexualidad mística, intoxicación mística… o, por otra parte, ritos de ascesis, aflicciones, mortificaciones, escarificaciones, incisiones, autoflagelaciones… le será posible lograr la autopurificación, desprenderse del materialismo, trascender su naturaleza humana pecadora para alcanzar un estado de gracia comparable al estado divino.
En la práctica, sólo un número muy reducido de personas, conocidas como los pocos elegidos, se considerará que han logrado este resultado durante su vida.
EL POSIBLE LOGRO DE LA SUBLIMACIÓN A TRAVÉS DE SU MUERTE
Es esta forma de lograr la sublimación la que más veremos en nuestro examen de la vida de Adán y Eva tal como la presenta la Mitología, porque es sobre todo este medio el que les atribuirá el haber logrado sublimarse, comprarse a sí mismos.
Las otras dos posibilidades de sublimación del ser, durante su vida y después de su muerte, serán dos nociones más enseñadas a la atención de las personas creyentes en esta vía mitológica, pero no cuando se trata de hablar de la pareja primordial.
¿CÓMO SE PRESENTARÁ ESTA MUERTE POR SUBLIMACIÓN PARA ADÁN Y EVA?
Para hacer creer que Adán y Eva se redimieron (condenándose) a la muerte, que la aceptaron y la utilizaron para sublimarse, la primera pareja humana será presentada muy a menudo en el mito, en sus diversos avatares, como habiéndose ofrecido en sacrificio, aceptando morir para allanar el camino de la inmortalidad y mostrar así el camino a sus hijos.
Veremos que esto se manifestará a menudo para cada uno de ellos en una descripción de una muerte semejante a la de Cristo, por ejemplo ahorcado o atado a un poste.
Hay que señalar, sin embargo, que aunque esta presentación tendrá a menudo todas las características de un sacrificio semejante al de Cristo, no es en absoluto de la misma naturaleza que el bíblico, ya que mientras que el sacrificio de Cristo es un sacrificio sustitutivo (en el sentido de que muere como rescate para salvar a personas prisioneras e incapaces de salvarse a sí mismas), el sacrificio de Adán y Eva se presentará como autosacrificial. Será un sacrificio del ego en el sentido de que no están redimiendo a nadie más que a sí mismos. Sin embargo, al hacer este autosacrificio, esta autocompra, se les enseñará que han mostrado el camino a sus hijos que, si ellos también quieren alcanzar la sublimación, deben estar dispuestos a hacer lo mismo. Por eso Adán y Eva, en sus diversos avatares divinizados, se presentan como guías de los muertos, guías en el más allá que muestran a sus devotos-hijos el camino para salir de la oscuridad de la muerte y, a través de ella, alcanzar finalmente la esencia divina como ellos.
EL VÍNCULO ENTRE LA PROMESA DE UN HIJO SALVADOR Y EL PODER ESPECIAL OTORGADO A EVA PARA PERMITIR A SU MARIDO SUBLIMARSE Y RENACER COMO EL HIJO-DIOS, LA CONTRAPARTIDA MITOLÓGICA DEL CRISTO BÍBLICO
A esta noción hay que añadir otra que vendría a conferir a Eva, la madre primordial divinizada como diosa-madre, un poder muy especial, un poder que acabaría por asegurarle la preeminencia en el culto.
Debemos comprender que la primera profecía del Génesis (Génesis 3:15), que anunciaba la venida de un Cristo salvador, un hijo, una semilla, que destruiría las obras de quienes se oponían al verdadero Dios bíblico, introducía la noción de hijo.
Veremos entonces que la mitología también se ha reapropiado totalmente de esta venida a la existencia de un hijo salvador.
Lo hace de un modo bastante sorprendente, al enseñar que el Padre de los dioses (el hombre primordial, Adán, divinizado), si bien había logrado por sus propios medios, mediante su muerte presentada como autosacrificial, redimirse y convertirse así en la gran divinidad, había tomado sin embargo la decisión, por amor a sus hijos, de permanecer en la tierra, para seguir desempeñando un doble papel de gobernante y de guía espiritual de sus hijos.
Para ello, y para que él mismo pudiera desempeñar el papel de mesías salvador anunciado, se enseñaba simplemente que se había reencarnado en su hijo, y así, por extensión, en todos los miembros de su principal linaje o dinastía física y espiritual.
(En este sentido, por ejemplo, el faraón o los faraones son la reencarnación del gran dios solar Re).
Por tanto, es esencial comprender que el hijo, en todas las tríadas de la mitología, no es más que la reencarnación del Padre, después de que éste haya alcanzado la divinidad.
Este libro examina todos los símbolos utilizados en la mitología para representar al hijo, y son muchos.
También veremos que, al igual que sus padres, el hijo-mesías pagano, en la mayoría de sus avatares, también será presentado como una heroica deidad guía que muestra a los humanos mediante el ejemplo cómo emprender con éxito el camino de la sublimación y alcanzar así la divinidad.
Veremos que aunque la mitología reconoce el principio de un rescate para borrar los pecados, se trata esencialmente de un Cristo, no en el sentido cristiano del término, es decir, que ofrece su vida como sacrificio sustitutivo, sino de una divinidad guía que enseña que cada persona puede salvarse a sí misma, en virtud del dogma mitológico que es, como habrás comprendido, que cada persona es su propio Cristo Salvador.
Dicho esto, también es esencial comprender por qué medios tendrá lugar esta reencarnación, o renacimiento del Padre en su Hijo:
Como veremos, la primera profecía del Génesis anunciaba que la venida del Mesías sería por medio de «la Mujer», por utilizar la expresión del Génesis.
Ahora bien, sin entrar en los detalles de su verdadera identidad bíblica, la Mitología también se reapropiará de este elemento de la profecía, pero aplicándolo a Eva. Según la versión mitológica, fue a través de Eva como llegaría el prometido Cristo Rey-Sacerdote.
Esta sería la base doctrinal para enseñar que su marido, muerto y divinizado, para volver a la tierra y desempeñar su papel de Cristo Rey-sacerdote, tendría que volver al vientre de Eva, la diosa-madre, para renacer en forma de hijo-dios.
Entendemos que ésta es la base de las tríadas o trinidades de Padre/Madre/Hijo que abundan en la mitología (Osiris, Isis y Horus, por ejemplo).
Además, por cambio doctrinal, y aunque al mismo tiempo se enseñaba que el padre de los dioses se había comprado a sí mismo solo, se enseñará que fue también su paso a su muerte por el vientre de su esposa la diosa-madre lo que le permitió sublimarse.
En otras palabras, se concederá al vientre de la diosa madre el poder de haberlo lavado, purificado de sus faltas, para convertirlo en la gran divinidad capaz de fundirse con el gran Todo o, por tanto, de permanecer en la tierra mediante el renacimiento para seguir sirviendo de guía como hijo reencarnado del padre.
Este proceso de purificación llevado a cabo por la matriz será incluso detallado como el resultado de una triple acción de purificación del alma, con tres acciones supuestamente llevadas a cabo por ella:
1. mezclando y aplastando el alma
2. batir, mezclar o batir el alma
3. quemar el alma
En la cuarta etapa, se liberará y renacerá como alma purificada de esencia divina o como hijo.
Examinaremos todos los símbolos -y hay muchos- que simbolizan la matriz de la Diosa Madre, así como los que reflejan la realidad de su proceso de purificación.
Veremos también que a este útero y, por extensión, a todos los fluidos corporales de la diosa-madre e incluso del padre de los dioses se les confiere la virtud de procurar la inmortalidad mediante su absorción literal. También nos fijaremos en todos los símbolos -y hay muchos- que atestiguan y reflejan esta misma idea.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS PARA LOS CREYENTES EN EL CAMINO MITOLÓGICO (DEL BIEN) HACIA LA SUBLIMACIÓN EN LA MUERTE?
Lógicamente, el mismo razonamiento por el que el hombre primordial deificado, el Padre de los dioses, había logrado sublimarse en la muerte, se aplicaba a los creyentes:
Iban a tener que intentar, como hizo el Padre de los Dioses, acercarse a su muerte y «vivir su muerte» como un autosacrificio para pagar sus faltas pasadas, como un sacrificio del ego. Esta es, sin duda, la razón doctrinal por la que los candidatos al sacrificio humano estaban adornados con todas las virtudes, ya que esta autoofrenda voluntaria a la gran divinidad se les presentaba como la mejor manera de pagar sus culpas, imitarla y, como ella, volver a ser divinos.
Sin embargo, si por casualidad -y éste era, por supuesto, el caso de la mayoría- no se les consideraba de un nivel espiritual suficientemente elevado para lograrlo, se les enseñaba en cualquier caso que la muerte era semejante a un regreso al vientre de la diosa madre, a un período momentáneo de oscuridad marcado ciertamente por los tormentos del alma generados por su triple acción de purificación (trituración, la trilla, la quema), pero el resultado final sería que (salvo los más viles de entre ellos) acabarían emergiendo lavados, limpios y sublimados, bien para convertirse ellos mismos en divinidades fuera de la esfera celeste, bien para tener un nuevo nacimiento terrenal.
EL POSIBLE LOGRO DE LA SUBLIMACIÓN TRAS LA MUERTE: ¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE PARA LOS CREYENTES EN LA MITOLOGÍA?
En general, si el creyente mitológico no había sido capaz de sublimarse durante su vida, debía aceptar como necesaria la idea de su muerte humana, la destrucción de su cuerpo y un castigo en el seno de la diosa madre, en el más allá, para pagar y ser lavado de sus faltas pasadas con el fin de purificarse totalmente y poder experimentar entonces un nuevo nacimiento, una regeneración, gracias a ella. Esta regeneración le permitirá entonces, después de pasar por su ciclo de purificación e incluso después de múltiples renacimientos o reencarnaciones, conseguir finalmente volver a ser pura esencia divina, fundirse con el gran Todo, el ser supremo.
Comprensiblemente, esta aceptación de que la muerte era un pasaje de sufrimiento temporal, necesario para el renacimiento a través de la matriz de la diosa madre, iba a constituir la base doctrinal de muchas enseñanzas sobre la condición de los muertos.
Como resultado, se cree que los espíritus de los difuntos (o espíritus de los muertos) en el más allá comparten diferentes hechizos, que pueden clasificarse a grandes rasgos en tres categorías principales:
Las «almas buenas», a menudo tras sufrir algún tipo de castigo por sus actos reprobables, obtendrán una forma intermedia de dicha antes de que un día, dependiendo de su evolución, se fusionen con la deidad suprema.
Aquellos que no hayan realizado suficientes buenas acciones durante su vida vagarán por dimensiones, lugares transitorios de sufrimiento (limbo, purgatorio, estados intermedios de reencarnación) desde los que podrán, por celos o malicia, seguir causando daño a los vivos, y a los que entonces habrá que intentar apaciguar y ayudar para acabar en la misma condición que los primeros.
Las almas más viles irán a un lugar de sufrimiento definitivo, antesala del infierno.
LA GRAN TODO
Entendemos que este poder de purificación concedido a la diosa madre le otorgará un verdadero ascendiente sobre su marido, un papel predominante. El hecho de que se convirtiera así en la madre del Padre de los dioses, la Madre de Dios, estableció su omnipotencia hasta tal punto que, como veremos, el Gran Todo, el Ser Supremo de la Mitología, que normalmente debería ser poligénero, acabó siendo fuertemente femenino…
Llegados a este punto, habremos llegado al final de nuestro examen y cerrado el círculo con la noción preliminar del Ser Supremo examinada en la introducción.
En la conclusión del volumen 2, expondremos en términos bastante sencillos los diversos marcadores doctrinales que diferencian las dos versiones originales, bíblica y mitológica.
Permítanme concluir este resumen comparativo de las dos religiones diciendo que es absolutamente esencial comprender estas nociones elementales, porque toda la mística arcaica y antigua se basa en ellas, y por lo tanto les será útil, creo, volver a ellas periódicamente para situar claramente la etapa en la que se encuentra el tema de su examen.